1970. La tecnología del DNA recombinante - Enzimas de restricción


Al revelar los numerosos métodos mediante los cuales las células procesan, añaden, eliminan y transfieren información genética, los biólogos moleculares abrieron el camino para generar sus propias manipulaciones genéticas. En los últimos años, se han desarrollado técnicas que han permitido abordar el análisis y la manipulación del DNA en una forma antes inimaginada. Este conjunto de técnicas se conoce como tecnología de DNA recombinante, nombre que pasa por alto el hecho de que la recombinación del DNA, según todas las evidencias, se llevaba a cabo espontáneamente mucho antes de que apareciese la primera ameba; antes aun de la aparición de un primate inquisitivo. En 1970 se hallaron enzimas de restricción. Para el aislamiento de un gen o de fragmentos más pequeños, el DNA debe ser fragmentado. Si bien la rotura del DNA se puede realizar mecánicamente, de esta manera la fragmentación se produce al azar. La obtención de fragmentos específicos fue posible mediante un método desarrollado a partir de herramientas propias de ciertos organismos. Una de estas herramientas son las enzimas de restricción sintetizadas por ciertas bacterias. Esas enzimas son capaces de cortar el DNA en sitios (secuencias) específicas. A la caracterización de estas enzimas contribuyeron de diversas maneras Werner Arber, Hamilton O. Smith y Daniel Nathans. Ese mismo año, el oncólogo Howard Temin y el bioquímico estadounidense David Baltimore descubrieron otra herramienta, una enzima que fue aislada de ciertos virus de RNA, denominada transcriptasa inversa. Esta enzima es capaz de sintetizar DNA a partir de un molde de mRNA. El descubrimiento de esta enzima fue de importancia capital ya que constituyó la primera y principal excepción al llamado dogma central de la biología, enunciado en 1957 por Francis Crick.

Véase también: cap. 14