1450-1543. El Renacimiento (da Vinci)


Con el Renacimiento floreció el desarrollo de la ciencia y de la cultura en general. Fueron muchas las circunstancias históricas que permitieron la difusión de la cultura antigua y de la que se comenzaba a desarrollar. Entre ellas se destaca la aparición de la imprenta, en 1450. En esta época, desde el arte, se realizó una gran contribución al conocimiento científico. Entre los artistas más destacados se encuentra el italiano Leonardo da Vinci (1452-1519) quien aplicó las técnicas precisas del dibujo a la descripción del cuerpo humano con la exactitud del ingeniero. Da Vinci llegó a acumular imágenes extraordinarias en su cuaderno de apuntes. Al intentar ser preciso en sus ilustraciones indagó el corazón, el recorrido de las arterias, la función de las válvulas, comprobó que el aire no pasa directamente de los bronquios a la vena pulmonar y observó las posiciones del feto en el útero, entre muchas otras cuestiones. En esta época, también la historia natural resurgía lentamente. Las grandes exploraciones y, especialmente, el descubrimiento de América en 1492, aportaron nuevos conocimientos, en particular por el hallazgo de especies de animales y vegetales desconocidos. Sin embargo, Europa todavía no se había liberado del oscurantismo. Surge en estos tiempos una figura particular: Teofrasto Bombasto von Hohenheim (1493-1541). Este médico suizo había aprendido medicina de su padre y se convirtió en un médico muy versado. Interesado por la alquimia en la lucha contra las enfermedades, concentró sus esfuerzos en la búsqueda de la llamada piedra filosofal y en cierto momento aseguró haberla encontrado. Por medio de la piedra filosofal, von Hohenheim estaba convencido de que viviría eternamente (a pesar de ello, murió antes de los 50 años como resultado de una caída). Von Hohenheim usaba en sus tratamientos sustancias de origen mineral en lugar de las empleadas hasta entonces, que eran de origen vegetal. Como se consideraba “mejor que Celso”, un estudioso que había vivido en el siglo II, se llamaba a sí mismo Paracelso, nombre con el que se lo conoce. Paracelso ejerció la medicina en Basilea alrededor del año 1527 y se preocupó en quemar ejemplares de los libros de Galeno (c. 130-200 d. C.) y de Abu-‘Ali al-Husayn ibn Sina (980-1073) en la plaza pública, con el fin de difundir sus propias ideas. A raíz de ello fue expulsado de la ciudad, pero no por ello modificó sus opiniones.

Véase también: cap. 30