1768. Continúa la polémica sobre la generación espontánea (experimento de Spallanzani)


El italiano Lázaro Spallanzani (1729-1799) era contrario a la idea de la generación espontánea que todavía rondaba los ámbitos científicos. Esta polémica tenía ya más de un siglo: había sido iniciada por Jan van Helmont (1577-1644) con un experimento de generación espontánea. Por otra parte, Francisco Redi (1626-1697) había logrado la refutación de la generación espontánea en gusanos. La polémica se había reabierto con Antoni van Leeuwenhoek (1632-1723), quien había observado la presencia de microorganismos que aparecían por generación espontánea bajo el microscopio. Spallanzani dudaba de los resultados de los últimos experimentos que apoyaban la generación espontánea que habían sido realizados en 1748 por John Needham (1713-1781). Spallanzani era un investigador cuidadoso, que se ordenó como sacerdote, pero se entregó con ardor a poner en duda todas las preconcepciones del momento referidas al mundo natural. Con respecto al experimento realizado por Needham, Spallanzani pensó que el hervor había sido insuficiente y que el caldo no se había esterilizado adecuadamente. Además, sospechaba que el corcho no cerraba herméticamente el frasco. Por lo tanto, en 1768 realizó una nueva serie de experimentos en los que hirvió entre 30 y 45 minutos frascos que contenían un caldo nutritivo. Algunos de los frascos estaban sellados y otros no. Spallanzani observó que en los frascos sellados no había microorganismos y demostró así que la generación espontánea no se producía. Needham, sin embargo, seguía sosteniendo lo contrario y fue a París, donde buscó el apoyo del célebre zoólogo Georges Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788). Ambos personajes desarrollaron nuevas teorías que no tenían ningún correlato con la experiencia. Buffon y Needham objetaron el procedimiento experimental que Spallanzani había llevado a cabo y sostuvieron que el prolongado hervor había matado la "fuerza vital", algo imperceptible y desconocido que posibilitaba la aparición de la vida en la materia inanimada. Spallanzani continuó realizando otros experimentos una y otra vez demostró su postura. Finalmente, consideró que el tema ya estaba cerrado y se dedicó a realizar otros estudios como los de reproducción animal, fecundación e inseminación artificial en animales. Pero aún no estaba dicha la última palabra.

Véase también: cap. 1