En la actualidad. La teoría de la evolución hoy


En el transcurso del siglo XX, la teoría de la evolución biológica se fue constituyendo en el pilar central del pensamiento biológico contemporáneo. Al mismo tiempo, llegó a ser aceptada por la mayor parte de los escritores cristianos. Pese a ello, algunos aspectos de la discusión iniciada en el siglo XIX han sido reeditados en diferentes momentos del siglo XX y aun en la actualidad vuelven a plantearse con renovada vehemencia. En algunos países, una pequeña minoría de cristianos fundamentalistas bíblicos ha impulsado proyectos de leyes antievolucionistas, tendientes a prohibir la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas. En la década de 1920, cuatro estados norteamericanos (Arkansas, Mississippi, Oklahoma y Tennessee) aprobaron leyes de este tipo. La película “Heredarás el viento” testimonia un caso real ocurrido en el estado de Tennessee durante esta época. En esa oportunidad, un profesor de enseñanza media fue juzgado y condenado por haber violado la ley estatal que prohibía la enseñanza de la evolución. Su fiscal, William Bryan, un demócrata, tres veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, había declarado: “Expulsaremos el darwinismo de nuestras escuelas”. Afortunadamente, en 1968 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos declaró anticonstitucionales las leyes que proscribían la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas. Entonces, los fundamentalistas cambiaron de táctica y pasaron a impulsar proyectos de ley que imponían la enseñanza de la “ciencia de la evolución” junto a la “ciencia de la creación” y lograron que en 1981 se aprobaran decretos que establecían lo que se denominó “tratamiento compensado”. Luego de una dura batalla intelectual y legal, esos decretos fueron derogados por el Tribunal Supremo en 1985, considerando que “violan el requisito constitucional de separación de la Iglesia y el Estado”. Sin embargo, a fines de la década de 1980, la polémica se reinstaló. En 1989, se publicó un libro destinado a la escuela pública (Of Pandas and People) cuya pretensión era corregir los errores y las debilidades de la teoría evolutiva adoptando un punto de vista no materialista y apoyándose en distorsiones de los principios básicos de la biología. En este libro se asume la idea de que una desconocida “inteligencia” es responsable del orden, el propósito y el diseño de la naturaleza. A partir de su publicación, un nuevo movimiento antievolucionista fue expandiendo su influencia en diversos estados de los Estados Unidos, imponiendo nuevamente la exigencia de un “tratamiento compensado” de la teoría de la evolución junto con una interpretación alternativa, a la que se denominó “teoría del diseño inteligente”. Quienes promueven esta última visión instan a los estudiantes a buscar supuestas debilidades a la teoría evolutiva, incurriendo en errores graves desde el punto de vista biológico. El centro nacional de enseñanza de la ciencia de los Estados Unidos (National Center for Science Education), desde su sitio web publica periódicamente el estado de la situación y denuncia la gravedad de la situación. Al respecto, el 4 de marzo de 2005 el presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, Bruce Alberts, envió una carta a la comunidad académica, en la que alerta a los docentes sobre esta situación y los llama a contribuir y sumar esfuerzos para defender la enseñanza de la ciencia contra el avance de posiciones oscurantistas. Los fundamentalistas de distintos credos intentan explicar el mundo en términos sobrenaturales, según cada doctrina religiosa particular. Los científicos no rechazan la existencia de fenómenos sobrenaturales, o el valor de las creencias religiosas. Sencillamente argumentan que los fenómenos de creación individual de las especies, ya sea que existan o no, se hallan fuera del ámbito de la ciencia. En el campo religioso, muchas preguntas no se pueden contestar de una manera científica, ya que las respuestas dependen de nuestra fe interior y no de las posibles observaciones o experimentos que puedan hacerse sobre el mundo material. Los defensores de la creación especial buscan reforzar sus argumentos con el hecho de que los científicos plantean numerosos interrogantes acerca de la evolución. Señalan que incluso entre los científicos la evolución es "solamente una teoría" y que aun los científicos más destacados no concuerdan respecto de esta "teoría". Mucha de la confusión que rodea a esta controversia surge de la misma definición de la palabra "teoría" y de un malentendido de la índole y limitaciones del proceso científico. Desde la época de Charles Darwin (1809-1882) se ha acumulado un gran número de evidencias adicionales que sustentan la realidad de la evolución y que ponen de manifiesto que todos los organismos vivos que existen hoy sobre la Tierra, incluidos nosotros mismos, se han establecido a partir de formas más antiguas, en el curso de la larga historia del planeta. En verdad, toda la biología moderna es una confirmación del parentesco existente entre las numerosas especies de seres vivos y de la diferenciación y la diversificación ocurrida entre ellas durante el curso del tiempo. Esta evidencia acumulada está formada por una trama tejida con miles y miles de datos concernientes a los organismos del pasado y del presente, que incluyen no sólo la estructura anatómica, sino también procesos fisiológicos y bioquímicos, patrones de desarrollo embrionario y de comportamiento y, más recientemente, las secuencias de información genética codificada en las moléculas de DNA de los cromosomas. Por otra parte existe el acuerdo generalizado de que la Tierra es poseedora de una rica historia de 4.500 millones de años (según las estimaciones actuales). Desde la publicación de El Origen de las Especies en 1859, el interrogante importante acerca de la evolución, ya no fue si ella ocurrió o no. Esto no constituye en el presente un tema de disputa para la abrumadora mayoría de los biólogos. Los interrogantes principales, y aun fascinantes, para los biólogos, conciernen a los mecanismos por los cuales ocurre la evolución.