1977. La anomalía del iridio - Extinción masiva


En 1977, un grupo de científicos de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, dirigidos por el geólogo Walter Álvarez (1911-1988), hicieron un descubrimiento inesperado. En el curso de estudios de los estratos de rocas sedimentarias de Gubbio, Italia, que representan la transición del período Cretácico al Terciario, los científicos detectaron una capa de arcilla con niveles desusadamente altos del metal iridio. Aunque el iridio es relativamente raro en la corteza terrestre, abunda en los meteoritos. El grupo de Berkeley y otros científicos también hallaron cantidades anormalmente altas de iridio en las arcillas que se encontraban en el límite entre los períodos Cretácico y Terciario en otras partes de Italia, en Dinamarca, en España, en Nueva Zelanda, India y en muestras del fondo de los océanos Atlántico y Pacífico. Posteriormente, propusieron que la causa de la denominada "anomalía de iridio" y la causa de las extinciones masivas al final del período Cretácico fue el impacto de un asteroide de aproximadamente 10 km de diámetro, que chocó contra la Tierra en la zona de la Península de Yucatán, México. Su hipótesis postula que el impacto y la explosión del asteroide generó una nube de detritos que circuló alrededor de la Tierra durante un lapso de varios meses y produjo una oscuridad continua, el cese de la fotosíntesis y el consiguiente colapso de las reservas de alimentos para gran parte de los organismos heterótrofos, desde formas planctónicas hasta los dinosaurios. Esta oscuridad habría causado también cambios climáticos significativos, que impusieron una presión selectiva mayor sobre los organismos terrestres.

Véase también cap. 21