1885. Pasteur y la rabia


En el terreno de las investigaciones médicas, Louis Pasteur (1822-1895) realizó, entre muchas otras, una serie de investigaciones que dieron fundamento a la asepsia. Posteriormente trabajó con la enfermedad del carbunco que ataca a los rebaños domésticos y logró desarrollar una preparación atenuada que otorgaba inmunidad, pero no transmitía la enfermedad; sus resultados fueron un éxito. Se propuso entonces atacar la rabia de la misma manera que años antes había hecho con el carbunco. La rabia es una enfermedad transmitida por un microorganismo que puede estar presente en las glándulas salivales de ciertos animales y afecta particularmente al sistema nervioso central. Pasteur había realizado preparados de extracto de médula espinal de conejo muerto de rabia y lo había conservado en medios estériles. Con este extracto había inoculado a perros rabiosos. Estaba en plena etapa de investigación y aún no se atrevía a aplicar la vacuna en seres humanos. La decisión le fue impuesta en julio de 1885 cuando un muchacho, Joseph Meister, que había sido mordido por un perro, fue llevado a París desde Alsacia para ser curado por Pasteur. Sabiendo que el joven estaba condenado a la muerte, decidió inocularlo con médula de conejo muerto de rabia que había sido disecada para ser atenuada. Después de una serie de inoculaciones el tratamiento demostró que era eficaz. Más tarde, el muchacho pasó a ser portero del Instituto Pasteur. En 1940, 55 años después de la mordedura, Meister se suicidó para no tener que abrir la cripta mortuoria de Pasteur a los invasores alemanes. Nuevas experiencias confirmaron este tratamiento y en octubre de 1886 ya habían sido vacunadas 2.490 personas. Si bien años más tarde surgieron varias críticas a ciertos aspectos de este tipo de tratamientos, su principio se generalizó y se aplicó luego a la fiebre amarilla y a otras enfermedades producidas por virus. Desde entonces, la inmunización fue reconocida como ley general. A pesar de su larga trayectoria como investigador y de sus múltiples descubrimientos y aplicaciones, el tratamiento antirrábico es uno de los hallazgos por los que más se conoce a Pasteur.

Véase también: cap. 40